El albardín es la única especie de este género.
Etimología: el nombre genérico proviene del griego lygoo (=doblar, trenzar) en referencia al uso de esta planta para tejer cestas y esteras. El epíteto específico también proviene del griego spárton (=cuerda), nombre con el que se designa a varias plantas que sirven para hacer cuerdas, redes, esteras y otros trabajos de tejido.
Hábitat: yermos, pie de cerros o depresiones, ramblas, campos incultos en terrenos margosos, yesosos o arcillosos más o menos salinos, a veces al pie de dunas fósiles e incluso en acantilados marítimos.
Distribución: Región Mediterránea, principalmente en su parte occidental, central y meridional: Península Ibérica, Baleares, Cerdeña, Italia, Sicilia, Malta, Creta y N de África. Mitad E de la Península Ibérica, sobre todo en el SE y Valle del Ebro e Ibiza. Extendida en nuestra Región.
Floración: de marzo a mayo
Usos: "Es planta textil, que se utilizaba de modo similar al esparto para hacer cuerdas, sogas, esteras, fibras, pasta de papel, etc., sobre todo fuera de España (pues aquí se prefería el esparto verdadero ‒Stipa
tenacissima‒, muy abundante, y se reservaba el albardín, según relata Clusio, para rellenar los jergones
de lino). Se recolectaba como el esparto, a mano o con la ayuda de una agarradera de madera o hierro,
y luego se enriaba o cocía, sumergiéndolo en agua para su maceración, tras lo cual se machacaba con
un mazo de madera; el papel que se obtiene de su fibra es muy bueno, y se empleaba para hacer impresiones en color de alta calidad. Los pelos que cubren las brácteas que rodean el fruto se denominan
seda de albardín o seda de esparto, y se utilizaba en la fabricación de sombreros. Es, al parecer, planta
tóxica, ya que en otros tiempos se empleaba en Los Monegros el cocimiento como abortivo, a veces
mezclado con hojas de sen. Ocasionalmente se cultiva como ornamental." (cfr. Flora Iberica, vol. XIX). En nuestra Región, además, se ha utilizado para la fabricación de esparteñas y para proteger los melones en su transporte. También se ha usado como pasto para el ganado ovino y caprino. Actualmente se le reconoce un alto valor ecológico por su importancia como protector del suelo.